BERLÍN – Cuando Monica Hanna visitó Berlín por primera vez en 2007, antes incluso de registrarse en su hotel, corrió al Museo Antiguo para ver a Nefertiti.
El estudiante de posgrado en arqueología egipcia estaba intrigado por el busto de casi 3.400 años de antigüedad de la legendaria reina faraónica del siglo XIV a. C.: sus colores pintados de rojo, azul, amarillo y negro notablemente conservados, sus labios curvados en una leve sonrisa y su cabeza serena.











