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Por qué la vivienda es una defensa de primera línea contra el cambio climático

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doEl cambio de límites está remodelando el mundo, aumentando los desafíos globales en salud, empleo, educación y seguridad personal. Sin embargo, los líderes mundiales a menudo pasan por alto dónde la crisis climática afecta más directamente a las personas: sus hogares.

Un número cada vez mayor de desastres naturales graves, el aumento del nivel del mar y fenómenos meteorológicos extremos no sólo amenazan las viviendas existentes, sino que también aumentan los costos de construcción y mantenimiento de una vivienda segura y digna. A través de nuestro trabajo en más de 70 países, Hábitat para la Humanidad ve de primera mano cómo los hogares de bajos ingresos, a pesar de ser los que menos contribuyen a las emisiones globales de carbono, son los más afectados por el cambio climático. Esto es especialmente cierto para los más de mil millones de personas que viven en chozas y otros asentamientos informales.

Pero aquí está la buena noticia: estas mismas comunidades tienen la solución, si nos detenemos a escuchar realmente, escuchamos cómo el cambio climático afecta su vida diaria e invertimos en esfuerzos a gran escala para hacer que más hogares sean más seguros, más saludables y más resilientes.

Lo que está en juego no podría ser mayor. La migración climática puede ser migración 215 millones de personas Por todo el mundo Para 2050, el impacto será mayor en los países de bajos ingresos y en rápido proceso de urbanización. Contrariamente a los temores de que la mayoría de las comunidades vulnerables al clima migren a países de altos ingresos, la gran mayoría permanece dentro de sus propias fronteras y muchas viven en viviendas mal construidas en asentamientos informales. Estas áreas, que ya son vulnerables a los impactos climáticos, enfrentarán una presión aún mayor cuando las personas desplazadas se establezcan allí, lo que ejercerá una enorme presión sobre los recursos limitados.

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Lo reconozcamos o no, en el centro de la crisis climática están los lugares que llamamos hogar: ambos contribuyen al problema y al mismo tiempo tienen un enorme potencial para mitigar los impactos del cambio climático. Según el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, el entorno construido representa el 21% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero, y los edificios residenciales son responsables del 17% de las emisiones totales. A medida que el planeta se calienta y los desastres climáticos se intensifican, el papel de la vivienda se vuelve aún más importante, no sólo para reducir las emisiones, sino también para brindar estabilidad y seguridad a los más afectados.

Los líderes mundiales tienen la oportunidad –y yo diría– de centrarse en la migración climática, particularmente en el Sur Global. Cerrar la vista ante este factor es perder una pieza más amplia del rompecabezas para abordar el desafío climático, así como cuestiones críticas como el desarrollo económico, la salud y la educación.

Resiliencia climática y vivienda para el desarrollo

Numerosos estudios han demostrado que tener un lugar seguro al que llamar hogar conduce a una mejor calidad de vida a través de una serie de resultados mensurables. Incluso las formas más simples de refugio pueden afectar drásticamente la trayectoria de vida de quienes viven allí. Sin embargo, para millones de familias que viven en asentamientos informales, las viviendas a menudo carecen de servicios básicos, seguridad en la tenencia de la tierra y resiliencia climática. Estos desafíos son enormes, pero también presentan una oportunidad única para combatir el cambio climático. Al invertir en viviendas adecuadas para quienes viven en asentamientos informales, no solo abordamos un imperativo moral, sino que también desbloqueamos una de las estrategias más inteligentes e impactantes para construir un futuro sostenible y equitativo.

Un estudio reciente Vivienda adecuada realizada en nombre de Hábitat para la Humanidad ha demostrado que la vivienda adecuada es un poderoso catalizador para el bienestar y la sostenibilidad. Afecta el desarrollo económico, los ingresos, la salud y la educación de un país para los residentes de asentamientos informales y la sociedad en general. Las mejoras masivas en las viviendas en los asentamientos informales podrían aumentar el PIB y el ingreso per cápita en un 10,5% en algunos países, y agregar 41,6 millones más de niños a la escuela.

Aunque el vínculo entre vivienda y cambio climático es claro, los líderes mundiales siguen pasando por alto el acceso a una vivienda adecuada como herramienta de adaptación y mitigación.

Una brecha crítica en los planes de acción climática

Las Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional, o NDC, son la piedra angular de la acción climática global y expresan el compromiso de cada país de reducir las emisiones de carbono y adaptarse a los impactos del cambio climático en virtud del Acuerdo de París. todavía, Sólo el 21% Todos los países muestran un alto nivel de compromiso con el sector de la vivienda en sus NDC 60% No se pudo priorizar la vivienda.

Esta omisión es una omisión flagrante. Los enfoques centrados en la vivienda que adaptan a las comunidades y los hogares a los impactos climáticos, incluido el desarrollo integral de barrios marginales, son esenciales para promover la acción climática y los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Estas estrategias no solo abordan la resiliencia climática sino que también brindan vías para mejorar los resultados económicos, educativos y de salud.

En respuesta a estos desafíos, Hábitat para la Humanidad ha transformado nuestra forma de operar. En todo el mundo, Habitat construye y renueva viviendas, aumentando el uso de recursos naturales y prácticas de construcción sostenibles, al tiempo que reduce las emisiones de gases de efecto invernadero a lo largo del ciclo de vida de una vivienda.

Para ampliar estos esfuerzos, instamos a los líderes del G7 a reconocer y apoyar la reducción y adaptación de la vivienda en su acción climática, particularmente en los asentamientos informales. Al invertir en soluciones de vivienda, los países pueden avanzar hacia el cumplimiento de sus objetivos climáticos y al mismo tiempo fomentar sociedades más resilientes, sostenibles y equitativas.

El hogar es más que un lugar para vivir. Un hogar equivale a una mejor salud y seguridad, y sirve como base para un futuro mejor para las familias y el planeta.

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