No hay nada intrínsecamente malo en ampliar el plan de estudios escolar para reflejar la creciente diversidad de la sociedad británica. De hecho, es digno de aplauso.
A los niños se les debe enseñar cómo y por qué este país ha cambiado con el tiempo y las muchas culturas que hemos adoptado, desde la diáspora caribeña hasta los hugonotes y los inmigrantes africanos y asiáticos más recientes.
Sin embargo, dicha educación debe integrarse con las lecciones tradicionales, no en lugar de ellas.
La diversidad no puede utilizarse como excusa para revisar la historia con fines políticos o descartar a grandes figuras literarias porque se las considera demasiado viejas o “demasiado blancas”.
El anuncio laborista de una revisión para “dar nueva vida a nuestro antiguo plan de estudios” suena más a una amenaza que a una promesa. Muchos verán esto como otra oportunidad para que la izquierda denigre la herencia de este país.
Bridget Phillipson, secretaria de Educación Laboral. El colonialismo y la política identitaria han sido durante mucho tiempo obsesiones laboristas, y esta revisión sin duda se utilizará para promover la agenda “débil” del partido. ¿Pero a qué costo?
Los estudiantes realizan sus GCSE. El anuncio del gobierno de una revisión para “dar nueva vida a nuestro antiguo plan de estudios” suena más como una amenaza que una promesa. Muchos verán esto como otra oportunidad para que la izquierda denigre el patrimonio de este país.
Las comunicaciones iniciales de los sindicatos de docentes ya hacen sonar las alarmas La NASUWT dijo que la revisión debe “incorporar enfoques antirracistas y decoloniales”, mientras que la Asociación de Líderes Escolares y Universitarios quería una mayor representación de la “orientación racial y sexual”.
El colonialismo y la política identitaria han sido durante mucho tiempo obsesiones laboristas, y esta revisión sin duda se utilizará para promover la agenda “débil” del partido. ¿Pero a qué costo?
Gracias al ex secretario de Educación Michael Gove, quien defendió el enfoque tradicional, las escuelas inglesas han ascendido en las clasificaciones internacionales.
Como era de esperar, si sus reformas son revocadas en nombre de la ideología política, todo ese buen trabajo se desperdiciará y la educación de nuestros hijos será peor por ello.
honor dudoso
El año pasado, Emily Thornberry (en la foto) atacó a los conservadores por premiar a sus amigos, pero parece feliz de aceptarse a sí misma.
El alcalde de Londres, Sadiq Khan (en la foto con Sir Keir) recibió el título de caballero por su “servicio político y público”. La cita provocará una risa indignada entre los londinenses que han visto aumentar su alcaldía en un 57 por ciento desde que asumió el cargo en 2016 por un pequeño beneficio.
Siempre es entretenido revisar la lista de honores de Año Nuevo y decidir quién es menos merecedor del gong. Este año fue una decisión difícil, pero Mel tomó su decisión.
La finalista es Emily Thornberry. El año pasado, este comprometido corbynista atacó a los conservadores por premiar a sus compinches, pero parece feliz de aceptarse a sí mismo.
Su nueva condición de dama significa que tendrá no uno sino dos títulos, y ya tendrá derecho a llamarse Lady Nuzzi en virtud de estar casada con un ex Lord Justice of Appeal. Nada mal para un guerrero de clase.
Pero el primero en caer es el alcalde de Londres, Sadiq Khan, que recibió el título de caballero por su “servicio político y público”. Esta cita provocará una risa incómoda entre los londinenses que han visto aumentar su alcaldía en un 57 por ciento desde que asumieron el cargo en 2016 por un pequeño beneficio.
Estafó a los automovilistas con su despreciable cargo por congestión, presidió una epidemia de delitos con cuchillo y despilfarró 123 millones de libras esterlinas en “planes sin sentido” y autopromoción, según cifras conservadoras. ¿Quién puede negarle un gong a este lanzador político?
puerta abierta
El entonces Primer Ministro Tony Blair y el Ministro del Interior Jack Straw firmaron el Acuerdo y el Acta Final que establecieron una Constitución para Europa en octubre de 2004.
Documentos de archivo publicados hoy muestran que hubo un enorme malestar en el gabinete por la decisión de Tony Blair de permitir la entrada sin restricciones de inmigrantes de países de Europa del Este que se unieron a la UE en 2004.
El entonces Ministro del Interior, Jack Straw, admitió más tarde que la falta de regulación de la transición fue un “error espectacular”.
Cuánta razón tenía. Envió el mensaje de que el Reino Unido no se tomaba en serio el control de sus fronteras y marcó el comienzo de la era de inmigración masiva sin paliativos -bajo otro gobierno laborista- que todavía vivimos hoy.