La derrota de Keir Starmer en la contienda por el puesto de diputado laborista es un revés para él. La única pregunta ahora es si sus parlamentarios actuarán en su contra antes o después de las elecciones locales del próximo año.
Técnicamente, fue una pelea entre la ex líder de la Cámara de Representantes Lucy Powell y la Secretaria de Educación Bridget Phillipson.
Pero, en verdad, fue un referéndum sobre el tóxico primer ministro de Sir Kiir. Este juicio por parte de su partido fue vergonzoso.
La señora Phillipson se presentó como candidata a Continuidad y Apoyo al Proyecto del Primer Ministro. Tenía que estar prácticamente metido a presión.
Powell, por el contrario, recalcó el mensaje de que si los laboristas no cambiaban de rumbo, estaban condenados. Y hablaron los dirigentes y trabajadores del partido.
La victoria de Powell creará ahora un efecto dominó: primero, indicará a los distintos candidatos que podrían reemplazar a Sir Keir que extiendan sus nuevas campañas hasta el momento.
Angela Rayner pronunció un discurso de renuncia en la Cámara de los Comunes esta semana que fue un discurso de liderazgo apenas disfrazado.
El secretario de Salud, Wes Streeting, hizo fila para las rondas de prensa durante el fin de semana.
La contienda por el puesto de vicepresidente laborista fue un referéndum sobre el tóxico primer ministro de Sir Keir Starmer (en la foto), y el veredicto de su partido fue condenatorio.
Andy Burnham, uno de los colaboradores más cercanos de Powell, se sentirá justificado por la decisión de instarla a postularse.
Muchos ven a Powell como un viejo caballo de Burnham, quien no ha ocultado sus propias ambiciones de liderazgo.
La victoria también tiene un impacto práctico clave. Uno de los principales obstáculos para actuar contra el Primer Ministro es su aparente control sobre la maquinaria laborista. Es de particular importancia para el señor Burnham, quien tendrá que encontrar una manera de asegurarse un escaño parlamentario como alcalde de Manchester.
Y como subdirectora, Powell ahora puede utilizar la fuerza interna de su partido para ayudarlo.
Este resultado envía la señal de que Sir Keir se está contagiando a su partido. Ahora queda por ver cuándo será destituido. Esta es una buena noticia para el Partido Laborista y Gran Bretaña.











