El reflujo ácido crónico puede aumentar el riesgo de ataque cardíaco en casi un tercio, según un estudio.
La enfermedad por reflujo gastroesofágico (o ERGE) es una afección digestiva crónica en la que el ácido del estómago fluye hacia el esófago, el tubo que conecta la garganta y el estómago, provocando acidez de estómago, dolor en el pecho y dificultad para tragar.
Más del 20 por ciento de los británicos sufrirán ERGE en algún momento de sus vidas y 1,5 millones necesitarán medicación a largo plazo.
Sin tratamiento, la afección puede provocar daños permanentes en el esófago y las vías respiratorias.
Ahora los investigadores creen que puede aumentar el riesgo de ataques cardíacos en los pacientes.
Los científicos de Filadelfia analizaron datos médicos de más de 1,3 millones de pacientes en seis estudios para determinar si la ERGE es un factor de riesgo de ataque cardíaco.
Descubrieron que los pacientes con ERGE tenían un riesgo 27 por ciento mayor de sufrir un ataque cardíaco que aquellos sin la afección.
Dicen que la inflamación crónica y la insuficiencia del sistema nervioso causadas por la ERGE pueden causar este mayor riesgo.
Más del 20 por ciento de los británicos desarrollarán ERGE en algún momento de sus vidas y 1,5 millones necesitarán medicación a largo plazo.
Los científicos de Filadelfia analizaron datos médicos de más de 1,3 millones de pacientes en seis estudios para determinar si la ERGE es un factor de riesgo de ataque cardíaco. Descubrieron que los pacientes con ERGE tenían un 27 por ciento más de riesgo de sufrir un ataque cardíaco que aquellos sin la afección.
Estudios anteriores también han demostrado que la ERGE y las enfermedades cardíacas crónicas tienen factores de riesgo similares, incluido el consumo de alcohol, el tabaquismo, el sobrepeso y el sexo masculino.
Estos factores pueden explicar parcialmente por qué la ERGE aumenta el riesgo de ataque cardíaco, sugieren los investigadores.
El Dr. Tinsai Anebo, autor principal del estudio, añadió: “Estos hallazgos resaltan la necesidad de realizar más investigaciones sobre estrategias preventivas e intervenciones específicas, como la terapia de supresión ácida y cambios en el estilo de vida, para reducir el riesgo cardiovascular en pacientes con ERGE”.
El tratamiento de la ERGE implica cambios en la dieta, como evitar alimentos que causan síntomas y comer comidas pequeñas y frecuentes, así como ajustes en el estilo de vida, que pueden incluir pérdida de peso y cambios de posición para dormir.
Los medicamentos como los antiácidos, que neutralizan el ácido del estómago, y los inhibidores de la bomba de protones (IBP) pueden curar el daño esofágico.
Sin embargo, el uso prolongado de IBP podría contribuir a la enfermedad cardiaca al afectar la función vascular del corazón, otro factor que se debe considerar al investigar un vínculo con la ERGE, añadieron los autores del estudio.











