DAKAR, Senegal — El secuestro el mes pasado de un misionero estadounidense en el corazón de la capital de Níger ha provocado un revuelo dentro del gobierno de Estados Unidos, mientras los funcionarios buscan información procesable desde el interior de un país que se ha convertido en un epicentro global del terrorismo y, cada vez más, en un agujero negro para la inteligencia estadounidense, según analistas y ex funcionarios.










