
Muchas grandes obras de arte han pasado por el laboratorio desde su creación en 1999.
París:
Parece la guarida de un villano de Bond: detrás de puertas blindadas, enterrado bajo el suelo del Louvre en París, se encuentra uno de los laboratorios de arte con mayor tecnología del mundo.
Con tres plantas y casi 6.000 metros cuadrados, el Centro de Investigación y Restauración del Museo de Francia (C2RMF) dispone de su propio acelerador de partículas, el AGLAE, y cuenta con radiólogos, químicos, geólogos, metalúrgicos, arqueólogos e ingenieros.
El equipo de 150 personas examina alrededor de 1.000 obras de arte cada año, descubriendo exactamente qué materiales y métodos se utilizaron para crearlas, su procedencia y edad, y cómo las han cambiado los años.
Sus análisis informan a los equipos de restauración del centro, del Louvre, de Versalles y más allá.
Muchas grandes obras de arte pasaron por el laboratorio en 1999, incluida la Mona Lisa, el vitral de la catedral de Notre Dame y el sable de Napoleón.
Como ‘CSI’
Cuando la AFP recibió recientemente una rara visita, acababa de llegar desde Camboya una escultura de bronce del siglo XI del dios hindú Vishnu, que será expuesta en Francia y Estados Unidos el próximo año.
En 1936 se encontró en Angkor Wat una obra maestra del arte jemer, “Vishnu de Mebon occidental”, una rara figura reclinada de la deidad hindú que medía casi seis metros cuando estaba completa.
Detrás de gruesas puertas de plomo, un equipo de 10 expertos realizaba radiografías y escaneos 3D de la estatua.
Luego, algunas partes se examinarán con técnicas como la fluorescencia de rayos X y la espectrometría, que las bombardea con rayos gamma y electrones para descubrir su estructura química y molecular detallada.
“Somos un poco como la NASA, cada uno tiene su propia experiencia, o ‘CSI: Miami’, la policía científica”, dice el jefe del equipo de ingenieros de investigación arqueometalúrgica, David Borgeritt.
“Nuestras escenas de crímenes son descubrimientos arqueológicos. Intentamos entender quién lo hizo, cómo y por qué, como en una investigación policial”, añade.
Señaló pequeños puntos blancos alrededor de las cejas de la estatua que, según dijo, eran otro metal, “más grueso que el cobre”, que requeriría más análisis para identificarlo.
El equipo también quiere identificar la arcilla utilizada para hacer el molde inicial de la estatua, del que aún quedan rastros en el interior.
Esto debería permitirles determinar exactamente dónde se fabricó comparándolo con muestras de la Tierra.
Algunas piezas también pueden pasar por el AGLAE (acrónimo francés de Acelerador de Análisis Elemental del Gran Louvre), que se instaló en los años 1990 y es el único en el mundo que trabaja exclusivamente con obras de arte.
En una habitación llena de maquinaria, el acelerador de línea recta emite un poderoso rugido mientras crea y explota partículas en artefactos y artefactos.
Esto permite a los científicos confirmar la cantidad y composición de los elementos de los objetos, añadiendo otra capa de análisis para datar y verificar su autenticidad.
(A excepción del titular, esta historia no fue editada por el personal de NDTV y apareció en un canal sindicado).