
Los separatistas catalanes consideran injustificado el retraso en la implementación de la amnistía y están cada vez más impacientes.
Madrid:
Tres semanas después de ser aprobada por el parlamento español, una ley de amnistía para los separatistas catalanes involucrados en un intento de secesión de 2017 se ha visto envuelta en batallas legales y aún no ha hecho ningún favor a nadie.
Los jueces tienen dos meses desde la aprobación final del proyecto de ley el 30 de mayo para implementar la ley, que se espera que afecte a unas 400 personas, incluido el ex jefe del gobierno regional de Cataluña, Carles Puigdemont.
El objetivo era anular las órdenes de arresto y los cargos penales presentados contra los separatistas, incluso cuando las apelaciones contra la ley de amnistía se escuchaban en un tribunal superior, un proceso que podría llevar años.
Pero los tribunales deben decidir caso por caso si aplican la amnistía, un proceso laborioso que lleva tiempo.
“Los líderes políticos y los parlamentarios son maestros en la elaboración de leyes, pero los juristas son maestros en la aplicación de la ley”, escribió Alphonse López Tena, abogado y ex legislador independentista en el parlamento regional de Cataluña, en un artículo reciente publicado en un sitio web de noticias jurídicas. Confiligal.
Si un juez “considera que la ley o uno de sus artículos viola el derecho europeo, puede decidir independientemente no aplicarla sin necesidad de recurso o cuestión previa”, añadió.
El primer ministro socialista, Pedro Sánchez, que se ha opuesto a la ley en el pasado, aceptó la amnistía a cambio del apoyo de los partidos separatistas catalanes en el parlamento.
Este apoyo fue esencial para lograr la reelección para otro mandato de cuatro años después de unas elecciones generales sin oposición en julio de 2023.
Crisis política
Se espera que el beneficiario más destacado de la amnistía sea Puigdemont, quien huyó de España poco después del intento de independencia y ahora divide su tiempo entre Bélgica y Francia.
Mientras Puigdemont era líder regional catalán, su administración siguió adelante con un referéndum sobre la independencia el 1 de octubre de 2017, a pesar de la prohibición de los tribunales españoles.
Varias semanas después, el parlamento catalán hizo una declaración simbólica de independencia, lo que llevó al gobierno central a imponer un gobierno directo en la región.
Los acontecimientos desencadenaron la mayor crisis política de España desde el advenimiento de la democracia tras la muerte del dictador Francisco Franco en 1975.
Puigdemont dijo que esperaba regresar pronto a España, pero todavía hay una orden de arresto contra él y un tribunal español lo está investigando por cargos de malversación de fondos e insubordinación relacionados con el intento de secesión.
También sigue bajo investigación por cargos de terrorismo por las protestas contra el encarcelamiento de varios líderes separatistas involucrados en el referéndum de 2019, que en ocasiones se tornaron violentos.
Los jueces decidieron que la orden de detención permanecería vigente hasta que un tribunal superior resolviera cualquier duda sobre la validez de la ley de amnistía.
‘Aventura jurídica’
También falta consenso sobre si la amnistía cubre la malversación de fondos, uno de los principales delitos vinculados al intento de secesión.
El problema es de interpretación. La ley permite aplicar la amnistía si los fondos se utilizan para financiar el proceso de independencia, pero si el dinero no se utiliza para beneficio personal.
El fiscal general de España, Álvaro García Ortiz, sostiene que la amnistía se aplica a todos los delitos, incluida la malversación, pero los cuatro fiscales que llevan el caso de Puigdemont no están de acuerdo.
La fiscalía tomó este martes la decisión con 19 votos a favor de la postura de García Ortiz y 17 en contra.
Pero los jueces tendrán la última palabra porque la ley de amnistía establece que ellos decidirán “su aplicación en cada caso particular”.
Los separatistas catalanes consideran injustificado el retraso en la implementación de la amnistía y están cada vez más impacientes.
El abogado de Puigdemont, Gonzalo Boyle, envió una carta a los auditores del tribunal -el organismo encargado de controlar el gasto público- pidiéndole que abandone el proceso contra Puigdemont por las finanzas de la Generalitat “sin más dilación ni aventuras legales”. Supuestamente utilizado en el intento de secesión.
(A excepción del titular, esta historia no fue editada por el personal de NDTV y apareció en un canal sindicado).