
Nueva Delhi:
Una mujer australiana de 28 años ha soportado casi tres años de dolor incesante debido a una afección llamada “enfermedad suicida”. En 2022, Emily Morton tenía todo lo que esperaba. Acababa de casarse con el amor de su vida, Andy, y estaba entusiasmada por formar una familia.
Pronto empezó a sentir un extraño y persistente dolor en los dientes. Una visita al dentista no reveló nada, pero a los pocos días el dolor se extendió a ambos lados de la boca y la cara.
“Imagínese que un dentista le taladra cada uno de los dientes las 24 horas del día, los 7 días de la semana y que no hay nada que pueda hacer para detener el dolor”, dijo la Sra. Morton. noticias.com.au. Dijo que comenzó a sentir descargas eléctricas en ambos lados de la cara, que fueron provocadas por algo que le tocó la cara.
Después de una serie de escáneres cerebrales y análisis de sangre, le diagnosticaron neuralgia del trigémino atípica, una forma rara de neuralgia del trigémino clásica. La afección afecta el nervio trigémino, que envía señales sensoriales desde la boca al cerebro, provocando un dolor intenso incluso con el más mínimo contacto. Si bien la neuralgia típica del trigémino afecta un lado de la cara, el caso de la Sra. Morton implicaba dolor en ambos lados, lo que lo hacía más debilitante.
“Me dolía cuando reía, hablaba y comía”, dijo. “No hay palabras para describir este nivel de dolor. Es como un rayo, te dan ganas de caer al suelo y gritar”.
Los médicos han descrito el trastorno como “la afección más dolorosa conocida por la medicina” y los tratamientos han demostrado ser en gran medida ineficaces. La condición se ha ganado el apodo de “enfermedad suicida” debido al dolor extremo que soportan las víctimas, que a menudo desean poner fin a su sufrimiento.
Todavía no hay respuestas reales para explicar cómo o por qué la señora Morton contrajo la enfermedad. Viajando interestatal y al extranjero en busca de alivio, gastó miles de dólares tratando de encontrar una causa para el dolor y un tratamiento eficaz. Ella y su marido volvieron a vivir con su madre porque ella ya no podía trabajar. Gastó 15.000 dólares (alrededor de 8 lakh de rupias) en tratamiento en Australia e incluso buscó terapias alternativas en Europa, pero fue en vano.
Describió la condición como “quitarme todo”. “Se apoderó de toda mi existencia”, dijo. “Toda mi vida está en suspenso mientras busco algo que me alivie. Lo tomo día a día y me aferro a la esperanza”.
Sin embargo, hay un rayo de esperanza en los nuevos tratamientos. En Australia se ofrece ahora un procedimiento llamado ultrasonido enfocado guiado por resonancia magnética. Esta técnica utiliza ondas de ultrasonido enfocadas para apuntar a una región del cerebro conocida como tálamo para bloquear las señales de dolor.
La Sra. Morton tiene una probabilidad del 50/50 de encontrar alivio con este método.











