Tokio:
Japón ha ampliado su caza comercial de ballenas para incluir a las ballenas de aleta, la segunda especie animal más grande del planeta, una decisión criticada por el gobierno australiano el jueves.
Japón, uno de los tres únicos países que practican la caza comercial de ballenas, junto con Noruega e Islandia, ha añadido ballenas de aleta a una lista de capturas que ya incluye ballenas minke, de Groenlandia y de Groenlandia.
“Básicamente, nuestro argumento es que los rorcuales comunes tienen recursos suficientes”, explicó el jueves a la AFP un funcionario de pesca sobre la caza prevista de 59 ejemplares este año.
Las ballenas de aleta se consideran “protegidas” por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza y la decisión de Japón, que las autoridades han discutido durante meses pero que no se hizo oficial hasta el miércoles, ha alarmado a los activistas por los derechos de los animales.
Australia está “profundamente decepcionada”, afirmó en un comunicado la ministra de Medio Ambiente, Tanya Plibersek.
“Australia se opone a toda caza comercial de ballenas y pide a todos los países que pongan fin a esta práctica”, afirmó.
Se produce mientras el drama internacional rodea al destacado activista contra la caza de ballenas Paul Watson, quien fue arrestado en Groenlandia el mes pasado.
Watson, de 73 años, fundador del grupo activista estadounidense-canadiense Sea Shepherd, fue detenido en virtud de una orden de arresto internacional emitida por Tokio.
El Ministerio de Justicia de Dinamarca (Groenlandia es un territorio autónomo danés) dijo el jueves que había recibido una solicitud formal de extradición de Japón para Watson.
Según la Fundación Capitán Paul Watson, fue arrestado después de atracar en la capital groenlandesa para repostar combustible en su camino a “bloquear” el nuevo barco factoría ballenero de Japón en el Pacífico Norte.
El Kangei Maru, un barco nodriza de 9.300 toneladas que zarpó de Japón en mayo, procesa ballenas capturadas por embarcaciones más pequeñas y conserva su carne para el consumo en Japón.
Japón ha cazado ballenas durante siglos y su carne fue una fuente clave de proteínas en los años posteriores a la Segunda Guerra Mundial.
Llevó a cabo la caza de ballenas con fines “científicos” después de una moratoria de la Comisión Ballenera Internacional (CBI) sobre la caza comercial de ballenas, matando a cientos de personas en la Antártida y el Pacífico Norte.
Sin embargo, después de años de tensiones que pasaron factura a su reputación internacional, Japón abandonó la CBI en 2019 y reanudó la caza comercial de ballenas en sus aguas territoriales y zona económica exclusiva.
Japón mató 294 ballenas el año pasado, una cifra que es insostenible.
En junio, un panel de expertos formado por el Ministerio de Agricultura dijo que los pescadores japoneses deberían poder cazar ballenas de aleta.
El entonces ministro de Agricultura, Tetsushi Sakamoto, llamó a las ballenas “un importante recurso alimentario”.
(A excepción del titular, esta historia no fue editada por el personal de NDTV y apareció en un canal sindicado).